Cuando se lleva hablando de un montaje desde meses antes de estrenarse, son muchas las expectativas que se ponen en el posible resultado. El equipo y el público esperan con ansias a que el telón se levante. Al fin, llegó el día del estreno de Al Final del Arcoiris, gran éxito del autor inglés y residente en España Peter Quilter.
En escena se pone una comedia musical situada en 1968 en Londres. Judy Garland anuncia su enésima y, tristemente, última vuelta a los escenarios. Es el final de una vida llega de decepciones y frustraciones de una artista integral y precoz a la que no la dejaron volar libre ni tan alto como hubiera merecido. Está acompañada por su última pareja, Mickey Deans que se convierte en el novio/marido/manager de la malograda estrella. Para su reencuentro con el público no podía faltar Anthony, su habitual pianista, amigo y ferviente seguidor.
Judy Garland es un verdadero juguete roto. Explotada de pequeña, conseguía seguir en la brecha gracias a las pastillas que le suministraban sus propios familiares. Desde entonces, se ha ido forjando en ella una absoluta adicción a distintos tipos de fármacos y al alcohol. Han pasado ya muchos años desde que la pequeña Dorothy atravesara el camino de baldosas amarillas y ahora, los excesos recaen duramente sobre sus espaldas. Era difícil encontrar una actriz para retratar el momento del declive de la protagonista de Ha Nacido Una Estrella. Era necesario una actriz integral, totalmente formada en la interpretación y en la música. Para ese cometido se ha utilizado a Natalia Dicenta. El resultado salta a la vista. Dicenta ha conseguido mimetizarse, transitar por las emociones vitales de un juguete roto destrozado por los excesos. Judy es un ser huérfano, necesitado de amar y ser amado. De ahí la importancia de sus novios/amantes. Necesita a alguien a su lado que la haga seguir adelante. Ahí está Mickey Deans, su último prometido. Javier Mora sabe perfectamente llevar las riendas de su personaje gracias a una dirección magnífica por parte de Eduardo Bazo y Jorge De Juan. Completa el trío de intérpretes de lujo, el maravilloso Miguel Rellán. El protagonista de la reciente La Abeja Reina, retrata a ese colectivo que tanto ayudó a Judy en los buenos y malos momentos. Su Anthony es el hombro donde Judy pude apoyarse, su paño de lágrimas. Rellán ha construido a un pianista homosexual nada amanerado, cosa que se agradece y que demuestra su grandeza interpretativa.
Al Final del Arcoiris funciona a las mil maravillas como obra de teatro de calidad al uso, pero es que además tiene música. Decía Vicky Peña que un buen musical es una buena obra de teatro que además tiene música. En este caso, la definición que da la flamante protagonista de Un Tranvía Llamado Deseo en el Español, nos viene que ni pintada. En escena vemos algunos de los temas que dieron gloria y fama a Garland. Get Happy o Somewhere Over the Rainbow descubre una cuasi desconocida cualidad de Natalia Dicenta para cantar y a un Miguel Rellán a los teclados. Les acompaña una exquisita banda de músicos con batería, piano, contrabajo, saxo y clarinete.
Estamos ante uno de los acontecimientos teatrales del año que acaba de empezar, de eso no hay duda. El reparto, la historia,la música, la escenografía de Ana Garay y el vestuario de la oscarizada Yvonne Blake son los ingredientes de este musical de pequeño formato que hará las delicias de propios y extraños al mundo de Judy Garland.
La verdad que me dan ganas de volver a verla y poderla disfrutar en condiciones.
ResponderEliminarCuenta con un nuevo seguidor de tu blog!